Con la COVID-19 ya completamente controlada en nuestro país, no podemos perder de vista las distintas enfermedades asociadas al coronavirus y que siguen afectando a un número considerable de habitantes.

En su fase aguda, la SARS-CoV-2 puede dañar seriamente el corazón del paciente dejando secuelas duraderas en el tiempo. En algunos casos, muchos afectados han requerido de ingreso hospitalario e incluso en UCI.

Los infartos y las trombosis arteriales y vasculares son algunas de las afecciones más frecuentes

Entre un 20% y un 30% que necesitaron ingreso hospitalario por la COVID-19 han sufrido una afectación cardiovascular por el virus, siendo la miocarditis, pericarditis, los infartos y las trombosis arteriales y venosas las enfermedades más observadas.

Secuelas de afectación cardiaca por SARS-CoV-2

Pese a que la mayor parte de los pacientes no ha sufrido afectación cardiaca tras haber padecido el coronavirus, sí que algunos afectados que pasaron la enfermedad de forma grave sufrieron afectación cardíaca.

Al hacer estudios de imagen del corazón, hemos observado ciertas alteraciones. En algunos casos hay o ha habido un cierto grado de inflamación cardiaca, lo que también se puede comprobar con la determinación de ciertos parámetros analíticos que son marcadores de daño cardíaco”, explica la especialista en Cardiología del Hospital Quirónsalud San José, Esther Merino Lanza.

El corazón, tras superar la COVID-19, se dilata un poco más, lo que es indicador de que hay o ha habido un cierto grado de inflamación. Asimismo, se han podido verificar “una serie de marcadores que se relacionan con daño cardíaco”, entre otras complicaciones relacionadas con el corazón.

Acudir a revisión cardiológica es fundamental para controlar la afección cardiaca

La doctora de Quirónsalud recomienda que los pacientes que sufrieron afectación cardiovascular durante la enfermedad aguda, acudan a revisión cardiológica, “porque siempre podremos dar consejo y realizar un seguimiento para ver cómo evolucionan”.

Diferencias con la COVID persistente

Tener secuelas cardiacas o cardiovasculares tras superar el coronavirus es distinto a lo que denominamos COVID persistente. Si los síntomas propios del SARS-CoV-2 persisten pasadas las 12 semanas de haber superado el virus, estamos ante un caso de COVID persistente.

Aunque puede afectar a cualquier paciente, se observa más frecuentemente entre en mujeres pertenecientes al grupo etario de 20 y 40 años. En algunos casos, los síntomas desaparecen y vuelven a aparecer tras varias semanas y en otras situaciones persisten en el tiempo y precisarán de seguimiento.

La fatiga y la disnea son los síntomas más frecuentes de COVID persistente

“Los síntomas que hemos observado con más frecuencia han sido, sobre todo, la fatiga y la disnea, presente en aproximadamente un 20% de los pacientes, el dolor torácico y palpitaciones en un 15% y las arritmias en concreto fibrilación auricular en aproximadamente un 1%”, añade Merino. Además, la experta señala el síndrome de Taquicardia Ortostática Postural, que genera sensación de taquicardia con los cambios posturales, como otro de los síntomas observados en casos de COVID persistente.

Artículo originalmente publicado en 20 Minutos.

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